Juanjo Sánchez-Rico

Os voy a contar una historia.

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A principios de los 2000, un niño cursaba 6º de Educación Primaria.

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Era de esos niños bajitos, gorditos, con buenas notas en clase, pero que en el patio y en Educación Física... pues no destacaba. Sus capacidades físicas estaban por debajo de la media, y eso, en una clase tradicional de EF, se notaba.

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Lo intentaba, de verdad que lo intentaba. Le ponía ganas, esfuerzo y pasión. Pero su profesor no se lo ponía fácil. A pesar de todo ese empeño, no recibió ni una palabra de ánimo. Ni un "¡bien hecho!", ni un "buen intento". Nada.

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¿Sabéis qué pasó después?

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Ese niño creció. Y ahora es maestro de Educación Física.

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Hoy, en sus clases, se asegura de que todos los niños, independientemente de sus habilidades, se sientan valorados.

 

Porque sabe lo que es estar al otro lado. Sabe lo importante que es que alguien crea en ti y te valore.

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Porque la Educación Física no va solo de correr ser el más rápido o el más fuerte. Va de algo mucho más importante: generar experiencias positivas que puedan marcar para siempre la relación de los niños y niñas con la actividad física.

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¿Te imaginas lo que podrías cambiar con un simple "lo estás haciendo genial"?

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Yo sí. Por eso lo hago.